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lunes, 10 de agosto de 2015

ExtruSector: Dólar caro es la mejor noticia para la producción colombiana: Ocampo.



La tasa de cambio actual cercana a los 3.000 pesos es sinónimo de preocupación e incluso de desespero para los importadores colombianos, pero es el mejor hecho que le puede ocurrir al aparato productivo nacional, tanto industrial como agrícola.
Esa es la premisa fundamental con la que José Antonio Ocampo, exministro de Hacienda y de Agricultura de Colombia, exsecretario de la Cepal entre 1998 y 2003, candidato a ser presidente del Banco Mundial y además actual jefe de la Misión Rural del Gobierno Nacional, le presentó a EL COLOMBIANO cuando se sentó a dialogar sobre la actual coyuntura económica, fundamentada en una divisa norteamericana con niveles históricamente altos.
¿Cuál es el impacto de la actual tasa de cambio para el desarrollo del país?
“Buenísima noticia para la producción agropecuaria e industrial, es la mejor. Fui muy crítico de la revaluación del peso frente al dólar por su capacidad destructiva del aparato productivo nacional. Tengo que decir que el Gobierno y el Banco de la República han tomado la mejor decisión de dejar que el dólar suba sin intervenir la tasa de cambio. El balance no se percibe a corto plazo pero vemos que es una oportunidad interesante para el país. Reitero que he sido muy crítico con la revaluación del peso frente al dólar y veo con satisfacción que esta devaluación del peso permita una mayor competitividad. Espero que sea la oportunidad para reindustrializarnos y para reagriculturizarnos frente a lo que se había cerrado o perdido, esto significa que aparezcan nuevas empresas, se creen nuevos productos para venderle al mundo”.
¿Qué oportunidades ve usted concretamente?
“Se desprenden nuevas oportunidades para producir maíz, por ejemplo. Aquellos productos que importamos a gran escala se vuelven oportunidad para producirlos en el país. Incluyo la cadena de valor del maíz, en la producción de concentrados para aves y en la cadena porcícola. Desde tiempo atrás dije que el gran problema de Colombia era la tasa de cambio, esa barata que hizo cerrar fábricas completas. Ahora con la actual tasa se tiene que pensar en abrir fábricas, o en abrir nuevas áreas de producción que se vuelven competitivas. Ahí hay una oportunidad para el país, por eso es interesante que la gente mire con esa óptica”.
¿Además del maíz qué otro producto importado se puede producir en Colombia?
“También hay oportunidad de empezar a producir otros cereales como trigo y cebada que están caros. En general es una oportunidad para nuevos productos de exportación, se habla incluso de la oportunidad que tenemos de exportar cacao, con mejores perspectivas que el mismo café, porque al igual que este, se puede producir a pequeña escala pero tiene un ventaja mayor y es que su consumo internacional va en aumento, mas no el del café. Esa es la gran diferencia. También está la oportunidad de exportar frutas y hortalizas, como puede ser aguacate y piña. Tenemos un atraso enorme a diferencia de países como Chile y Perú, que ya son competitivos allí”.
Pero los fertilizantes e insumos agrícolas están caros por el dólar. ¿Cómo compensar esto en el país?
“Puede ser antes una oportunidad de repensar la producción de insumos en Colombia, quizá trasladarse a los fertilizantes orgánicos, los cuales se pueden producir sin ningún problema. De hecho a nivel internacional están comprando los productos con sellos verdes, orgánicos. Hay empresas en Colombia que tienen alto potencial exportador en este nicho de mercado y creo que ahí existe una gran ventaja”.
¿Cómo hacer que el trabajo de la Misión Rural no se quede en un documento?
“Hay que recordar que la esencia de todo es la paz para el país. Con acuerdo de paz o sin él se va a implementar porque tenemos el respaldo del Gobierno. Somos un grupo independiente. Me gustaría que se diera una revolución para el campo colombiano y para eso estamos trabajando con una visión a 20 años”.
¿Esta apuesta a 20 años que tiene la Misión Rural qué beneficios le va a traer en términos de PIB al país?
“Curiosamente esto no necesariamente se verá reflejado notoriamente en términos de PIB, es más en términos de estándar de vida de las poblaciones porque mejora las condiciones de vida, que al final contribuye al PIB. El sector agropecuario colombiano ha crecido un 1,5 por ciento por año pero llegó a crecer al 4,5 por ciento. Si uno lograra un crecimiento más rápido sin duda impactará favorablemente el PIB del país porque se aumentan las exportaciones”.
Usted habla de modelos productivos viables, como una especie de unidades productivas que generarán inclusión social en el campo. ¿Cómo blindarlas de las externalidades económicas?
“Precisamente, esta semana vamos a discutir algunas propuestas relevantes frente a las normas de comercio exterior que hay que ajustar cuando se presentan casos de sobreproducción. Por ejemplo, en el caso de las enlechadas en el sector lácteo. Se trata de definir lo que se puede hacer eficientemente cuando se presentan excedentes. Es un tema importante”.
¿Qué opina frente al precio del azúcar que subió un 43% en casi dos años?
“Nosotros vamos a defender el sistema de franja de precios, tienen ya más de 20 años de estar técnicamente operando, se pueden hacer unos ajustes. Ahora es más notorio porque los precios internacionales han caído pero cuando estaban altos las franjas reducían el arancel. A mi juicio, los industriales no pueden reclamar con los precios del azúcar. Esto es un problema que se presenta en todos los productos que están en franja de precios, es una regla de estabilización”.
A propósito de la elección del nuevo gerente de Fedecafé. ¿Algún perfil ideal?
“Que sea una persona con visión internacional, que sepa cómo insertar un sector que está cambiando totalmente en Colombia, que va a depender más de la agricultura familiar, de la pequeña producción, lo que era históricamente. La zona central de Colombia ha encontrado también nuevas oportunidades y está revisándose allí el futuro del cultivo, pero el aumento de producción en Huila, Cauca, Nariño, tienen la particularidad que todos son pequeños productores, ahí es donde hay que repensar el modelo cafetero”.
¿Y cómo hacerlo?
“Diría que lo primero es construir sobre grandes activos que ya tiene Colombia: uno de largo plazo que nos ha llevado a posicionar el café colombiano como el mejor del mundo, es una recomendación básica. Estoy en desacuerdo con la propuesta de producir café robusta en Colombia, eso es el camino seguro a perder esa imagen. Para mí la idea es construir sobre esa imagen internacional, con cafés de valor agregado, especiales, orgánicos y complementados con sellos de comercio justo. Con Brasil no vamos a competir en volumen, acá es menor la producción pero se trata de buscar la manera de explotar el comercio justo. Por ahí es donde se puede empezar a hacer la tarea. También se puede complementar con racionalizar la estructura pesada del gremio”.
¿Cómo se logrará la revolución del agro sin depender de los recursos públicos?
“Sí se necesitarán recursos públicos pero también se necesitarán recurso privados, aquí va a ver oportunidades porque el modelo que estamos proponiendo será exitoso, además le brindará opciones a nuevas empresas agropecuarias, donde intervienen ONG y entidades como las cajas de compensación”.
¿Se requiere una reforma tributaria solo para el campo?
“Es un tema complejo, creo que se requiere una reforma estructural pero no para el campo sino para el país”.
¿En esta estrategia rural qué tan importantes son los subsidios?
“Hemos sido de la política de no tener subsidios por producto individual, pero sí debe haber apoyo del Estado, entendidos estos como los apoyos para que les llegue el crédito, para que la gente tenga tierra, para que tengan tecnología, para que tengas vías, electrificación, acceso a las TIC, todo eso es apoyo, no lo llamaría subsidios. Con lo que no estamos de acuerdo es con subsidios de coyuntura porque no generan ningún efecto de largo plazo. Necesitamos apoyos de largo plazo para los productores”.
¿Cuál es el modelo exitoso para el campo del país?
“El único modelo exitoso es cuando los pequeños productores (agricultura familiar) adquieren capacidades de organizarse, de trabajar en equipo como cooperativas. También cuando las ONG o el sector solidario de la economía se convierten en catalizadores del proceso productivo agrícola. Sin embargo, hay que reconocer que el gran déficit en Colombia es la asistencia técnica. Por eso buscamos que haya más formación técnica que le llegue a los productores. En el caso del café, por citar un ejemplo, es importante una política de cafés especiales, con más asistencia técnica y comercialización de este tipo de producto con valor agregado”.
Como economista internacional destacado, ¿cuál es el análisis que hace de la economía latinoamericana?
“La Cepal lo dijo antes que el FMI, Suramérica está en problemas, más que Centroamérica que presenta alguna desaceleración. México tiene algunos problemas también pero no está en condiciones preocupantes. El gran problema está Suramérica, donde hay casos de casos como la caída de Venezuela, que es la más fuerte de la región. Igual sucede con Brasil y Argentina. Pero hay otros que están relativamente mejor. Colombia está en este último grupo, pero desde el comienzo del año había dicho que la economía colombiana crecería entorno al 2,8 por ciento, incluso ya el Banco de la República habla de un crecimiento similar para el país”.
Usted ha sido un crítico de la desindustrialización en Colombia..
“La desindustrialización es un hecho, el tema es cómo nos reindustrializamos y creo que la tasa de cambio permite que podamos fortalecernos allí”.
Pero los industriales del país se quejan de la falta de mano de obra, especialmente para algunos cargos del sector productivo y de mercadeo. ¿Qué se puede hacer?
“Sin duda es una muy buena tarea para el Sena y para las mismas empresas. Seguramente si se entrena suficientemente a la gente, se va a encontrar el personal requerido, incluso para oficios concretos donde ya menos jóvenes prefieren hacer como es el caso del calzado. Si se aplica una estrategia adecuada con el Sena y las empresas, seguramente van a resultar zapateros”.
Este tema de formación es también clave para el posconflicto...
“Yo al posconflicto lo llamo de construcción de paz, donde el mundo rural juega un papel fundamental para ese objetivo. Instituciones educativas, ONG y hasta las cajas de compensación contribuyen con este esfuerzo. Deben ser promotores de estas iniciativas en el campo, que deben acompañar con su oferta de servicios los trabajos de alto impacto para las comunidades rurales colombianas” .

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